¿Qué necesito para escribir una buena novela? Algo primordial es un buen inicio. Las primeras líneas de todo libro son esenciales para atraer y enganchar al lector.
El término que las define es íncipit, palabra que proviene del latín y significa “comienzo”. Es el primer párrafo de cualquier texto, ya sea una novela, un ensayo, un poema, un cuento o un artículo periodístico.
Un aspecto en el que coinciden los inicios inolvidables de novelas es que esas primeras frases son sugerentes, plantean una situación que despierta interés o incita a la curiosidad, con lo que logran invitar al lector a adentrarse en el texto.
En esta oportunidad, en Ediciones Kitzalet seleccionamos diez de los mejores inicios de libros, con la intención de que puedan servirte de inspiración si con frecuencia te preguntas cómo comenzar a escribir una novela, un cuento o un relato.
Algunos de ellos pertenecen a los grandes clásicos de la literatura universal, como El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha o Cien años de soledad, y otros se inscriben dentro del género dedicado a la Literatura Infantil y Juvenil (LIJ), como El principito:
- El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (Miguel de Cervantes Saavedra, 1605-1615): “En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor.”
- Cumbres borrascosas (Emily Brontë, 1847): “He vuelto hace unos instantes de visitar a mi casero y ya se me figura que ese solitario vecino va a inquietarme por más de una causa. En este bello país, que ningún misántropo hubiese podido encontrar más agradable en toda Inglaterra, el señor Heathcliff y yo habríamos hecho una pareja ideal de compañeros. Porque ese hombre me ha parecido extraordinario.”
- El buen soldado (Ford Madox Ford, 1915): “Ésta es la historia más triste que he oído jamás. Habíamos tratado íntimamente a los Ashburnham durante nueve temporadas en la ciudad de Nauheim… O, para ser más exactos, habíamos tenido con ellos un trato tan holgado, cómodo y, al mismo tiempo, tan estrecho como un buen guante en nuestra mano.”
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El gran Gatsby (F. Scott Fitzgerald, 1925): «En mi primera infancia mi padre me dio un consejo que, desde entonces, no ha cesado de darme vueltas por la cabeza. ‘Cada vez que te sientas inclinado a criticar a alguien -me dijo- ten presente que no todo el mundo ha tenido tus ventajas’…»
- Doña Bárbara (Rómulo Gallegos, 1929): “Un bongo remonta el Arauca bordeando las barrancas de la margen derecha. Dos bogas lo hacen avanzar mediante una lenta y penosa maniobra de galeotes. Insensibles al tórrido sol, los broncíneos cuerpos sudorosos, apenas cubiertos por unos mugrientos pantalones remangados a los muslos, alternativamente afincan en el limo del cauce largas palancas, cuyos cabos superiores sujetan contra los duros cojinetes de los robustos pectorales, y encorvados por el esfuerzo, le dan impulso a la embarcación, pasándosela bajo los pies de proa a popa, con pausados pasos laboriosos, como si marcharan por ella.”
- El extranjero (Albert Camus, 1942): «Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.»
- El principito (Antoine de Saint-Exupéry, 1943): «Cuando yo tenía seis años vi en un libro sobre la selva virgen que se titulaba Historias vividas, una magnífica lámina. Representaba una serpiente boa que se tragaba a una fiera.”
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Si una noche de invierno un viajero (Italo Calvino, 1979): “Estás a punto de empezar a leer la nueva novela de Italo Calvino, Si una noche de invierno un viajero. Relájate. Recógete. Aleja de ti cualquier otra idea. Deja que el mundo que te rodea se esfume en lo indistinto. La puerta es mejor cerrarla; al otro lado siempre está la televisión encendida.”
- Cien años de soledad (Gabriel García Márquez, 1982): «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.»
- Los detectives salvajes (Roberto Bolaño, 1998): «He sido cordialmente invitado a formar parte del realismo visceral. Por supuesto, he aceptado. No hubo ceremonia de iniciación. Mejor así.»
Si tu sueño es editar y publicar un libro, pero aún no sabes cómo comenzar a escribir una novela, estos inicios literarios tal vez puedan generarte ideas para dar el primer paso y así, finalmente, puedas publicar en una editorial.
Y para ti, ¿cuál comienzo de libro ha resultado inolvidable? Cuéntanoslo en la sección de comentarios.