El próximo jueves, 15 de julio, se cumplen 117 años de la muerte de uno de los dramaturgos más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX, considerado maestro del cuento y de los relatos cortos: Antón Chéjov. Esta semana, en Ediciones Kitzalet, compartimos contigo un resumen de la vida de este escritor ruso y una breve reseña de sus cuatro obras más importantes: La gaviota (1896), Tío Vania (1899), Las tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904).
Antón Chéjov (1860-1904)
Antón Pávlovich Chéjov, nombre completo del destacado autor, nació en Taganrog, Imperio ruso, el 29 de enero de 1860. fue un maestro del relato corto y es considerado uno de los más importantes representantes de este género en la historia de la literatura.
Durante la adolescencia de Chéjov, su padre -comerciante- comenzó a enfrentar problemas económicos, dada la quiebra de su negocio en 1875, y se vio obligado a huir a Moscú para evitar ser encarcelado.
Antón no pudo reunirse con su familia hasta 1879, luego de culminar sus estudios de bachillerato. Posteriormente, comenzó a estudiar medicina en la Universidad de Moscú. Para ayudar con los gastos del hogar y poder pagar sus estudios, Chéjov empezó a hacer caricaturas y escribir relatos humorísticos cortos sobre la vida en Rusia, bajo el pseudónimo de Antosha Chejonté, aunque luego utilizó muchos más. Al inicio, escribía solo por razones económicas, pero su ambición artística fue creciendo e introdujo innovaciones que influyeron en la evolución del relato corto.
Chéjov publicó a lo largo de toda su vida. Se sabe que Carta a un vecino erudito (1880) fue su primer relato y La novia (1903), el último. No obstante, hoy en día, se desconoce cuántas historias escribió en total, aunque ganó con rapidez fama de buen cronista de la vida de su país, con personajes atribulados por sus propios sentimientos, que constituyen una de las más acertadas descripciones del abanico de diversas personalidades de la Rusia zarista. Con sus textos, Chéjov también quería hacer una crítica social de la clase alta, y para ello usó personajes y frases incisivas, con las que buscaba hacer reflexionar a sus lectores sobre la sociedad en la que vivían.
En 1886, Chéjov ya era un escritor de renombre. Ese mismo año publicó su primer libro de relatos, Cuentos de Melpómene. Al año siguiente estrenó su drama Ivánov y recibió el Premio Pushkin gracias a Al anochecer, una colección de relatos cortos.
Chéjov contrajo tuberculosis a finales de 1880, tras contagiarse con los pacientes que atendía. Debido a esta dolencia, pasó gran parte de su vida gravemente enfermo. El 3 de junio de 1904 se trasladó a Alemania junto a su esposa, Olga Knipper, actriz que había actuado en sus obras teatrales y con quien se casó en 1901. Falleció en ese país poco tiempo después, el 15 de julio. Su cuerpo fue trasladado a Moscú y está enterrado junto a su padre en el cementerio Novodévichi de esa ciudad.
El lado humano de Chéjov
Antón Chéjov egresó como médico de la Universidad Estatal de Moscú en 1884. Una vez graduado, ejerció su profesión en los pueblos de Voskresensk, Zvenígorod y Bákino, de manera paralela con la escritura y la dramaturgia.
Fue un hombre muy caritativo y gustaba de ayudar al prójimo. Su gran corazón lo llevó a concretar proyectos como la primera Casa del Pueblo, en Moscú; una clínica especializada en enfermedades de la piel; la primera estación biológica de Crimea y escuelas para los hijos de los campesinos.
Además, se encargó de dotar de libros algunas escuelas, impartió consultas médicas sin cobrarlas a los beneficiados -por ejemplo, durante la epidemia de cólera, ejerció su labor, solo, sin ayuda ni apoyo, en 25 poblaciones- y ayudó a quienes no tenían alimentos durante la hambruna por la escasez de cosechas.
Obras de teatro más conocidas de Chéjov
Antón Chéjov se desempeñó como dramaturgo y director de teatro hasta poco antes de su muerte, y por ello es respetado y reconocido mundialmente. En sus obras, Chéjov ideó una nueva técnica dramática, a la que bautizó como “de acción indirecta”, basada en la insistencia en los detalles de caracterización e interacción entre los personajes más que el argumento o la acción directa, de forma que, durante el desarrollo de las acciones, muchos acontecimientos dramáticos importantes tienen lugar fuera de la escena y lo que se deja sin decir muchas veces es más importante que lo que los personajes dicen y expresan realmente.
Chéjov afirmaba que cada elemento en la narración debe ser necesario e irreemplazable o, en caso contrario, debe ser eliminado. A este recurso se le conoce como El Arma de Chéjov.
A continuación, las cuatro piezas teatrales consideradas las obras maestras de Chéjov:
- La gaviota (1896). Narra la historia de varios artistas que se reúnen en una casa de campo para descansar: la soberbia Irina Nikolaievna Arkádina, actriz; el famoso escritor Boris Trigorin, quien es pareja de Irina; el incipiente escritor Konstantin Treplyov, hijo de Irina, siempre luchando por lograr la aprobación de su madre, y la aspirante a actriz Nina Zarechnaya, dispuesta a renunciar a todo por lograr su objetivo; es hija de un terrateniente de la zona y está enamorada de Konstantin. Esta obra de teatro se centra en los conflictos románticos y artísticos de estos cuatro personajes. La mala acogida que tuvo esta obra en su estreno casi logra desilusionar a Chéjov de escribir teatro. Sin embargo, esta misma obra obtuvo reconocimiento dos años después, en 1898, gracias al montaje dirigido por Konstantín Stanislavski en la ciudad de Moscú. Stanislavski también fue el encargado de dirigir los otros tres éxitos de Chéjov, que veremos enseguida.
- Tío Vania (1899). Cuenta la historia de una familia aristocrática de la Rusia de finales del siglo XIX, venida a menos, cuya cabeza es el tío Vania. La acción se desarrolla en su antigua casa de campo. Los personajes que intervienen en esta obra se replantean su lugar en el mundo tras la llegada del matrimonio formado por el profesor Serebriakov y Elena. El tío Vania ha vivido siempre para los demás, dejando de lado sus propios anhelos. Vania se subleva debido al regreso de Serebriakov, su excuñado, marido de Elena, una mujer de quien Vania está enamorado.
- Las tres hermanas (1901). Esta obra cuenta la historia de las hermanas Masha, Olga e Irina Prózorov junto a su hermano Andréi, luego del fallecimiento de su padre. Viven en una pequeña ciudad de la provincia rusa, en la que está de guarnición una brigada de artillería. Las hermanas se ven atrapadas en un ambiente apático, que elimina el anhelo de una vida plena y humana. Su única esperanza es huir de allí e instalarse en Moscú, su antigua ciudad, deseo que se ha convertido en un imperante objetivo para ellas.
- El jardín de los cerezos (1904). Ambientada en el declive económico de la aristocracia rusa a finales del siglo XIX, cuenta la historia de una familia aristócrata rusa que a raíz de una mala administración de sus riquezas enfrenta importantes problemas financieros y económicos. Así, los aristócratas ven peligrar la hacienda familiar en donde se encuentra un famoso y bello jardín de cerezos, pues está a punto de ser rematada. Con ánimos de ayudar, un comerciante cuyos padres fueron sirvientes de la familia, propone salvar la hacienda convirtiéndola en un centro vacacional, lo que implicaría un reacondicionamiento de la finca y la tala del jardín.
¿Has disfrutado alguna de estas obras teatrales de Chéjov? ¿Leída o en un montaje? ¿Cuál de ellas te gusta más? Cuéntanos tu experiencia en la sección de comentarios…