Los gatos suelen ser catalogados como seres con una actitud independiente y solitaria. Su carácter es la razón por la que no resultan agradables para algunas personas. Paradójicamente, también es el motivo por el que muchos los consideran la mascota perfecta para convivir.
Destacados representantes de las artes plásticas y de la literatura han establecido relaciones especiales con estas criaturas. Importantes pintores -como Pablo Picasso, Frida Kahlo, Salvador Dalí, Henri Matisse, Gustav Klimt, Vassily Kandinsky, Marcel Duchamp y Andy Warhol- y escritores famosos compartieron sus vidas personales y profesionales con sus amados felinos.
En este artículo nos referiremos a cinco escritores con gatos. Son ellos:
- Ernest Hemingway;
- Jorge Luis Borges;
- Julio Cortázar;
- Charles Bukowski;
- Carlos Monsiváis.
Ernest Hemingway (1899-1961)
El reconocido escritor estadounidense Ernest Hemingway -ganador del Premio Pulitzer por El viejo y el mar en 1953 y del Premio Nobel de Literatura en 1954-, sentía un cariño muy sincero por los felinos. Este aprecio era de tal magnitud que llegó a tener decenas de ellos.
Hemingway se enamoró de los gatos durante su primera estancia en Cuba. Snowball, nombre con el que bautizó al primero de sus mininos, fue un regalo que le hizo el capitán de barco Stanley Dexter, en la década de los 30.
Snowball presentaba una condición genética conocida como polidactilia: tenía seis dedos en todas sus patas. Su descendencia nació en la propiedad de los Hemingway en Cayo Hueso (Key West), Florida. Actualmente, esta casa es un museo en el que se conservan objetos personales del autor y está ocupada por, aproximadamente, 60 gatos.
Tanto el museo como sus habitantes, humanos y felinos, afortunadamente sobrevivieron a la temporada de huracanes de 2017, luego de negarse a desalojar la edificación.
Jorge Luis Borges (1899-1986)
El argentino Jorge Luis Borges es reconocido como uno de los escritores más destacados de la literatura del siglo XX. Fue, además, maestro de grandes autores de su época, como Julio Cortázar, entre otros.
Beppo y Odín fueron las mascotas de Borges, quien profesaba un gran amor por los gatos. El primero llevaba el nombre de un personaje de Byron, mientras que el segundo se llamaba como el principal dios de la mitología nórdica.
Beppo era un espécimen blanco -con fama de mal genio- que acompañaba al escritor siempre: jugaba con las trenzas de sus zapatos y dormía sobre su regazo. Fue un gato longevo, tenía más de 15 años cuando falleció. Su muerte significó una pérdida muy dolorosa para Borges, quien para ese momento había perdido la visión. El autor le dedicó un texto con su nombre dentro del poemario La cifra, de 1981.
Se sabe que Odín fue un gato atigrado que también convivió con Jorge Luis Borges, aunque nunca llegó a ser tan famoso como su antecesor.
Julio Cortázar (1914-1984)
El prolífico autor argentino Julio Cortázar, uno de los autores más innovadores de su época, fue también un excelente traductor. De hecho, su traducción de la obra de Edgar Allan Poe está considerada como la mejor en lengua española.
Cortázar adoraba tanto a los gatos que los incluyó en algunas de sus obras, entre ellas Rayuela (1963) y El último round (1969). En su vida hubo dos que recibieron toda la atención del escritor: Teodoro W. Adorno; espécimen macho, llamado así por el filósofo y sociólogo alemán; y Flanelle, una hembra, cuyo nombre significa “franela”, en francés.
Teodoro no fue exactamente mascota del escritor, sino un gato negro, callejero, que se acercaba a él y a su esposa cada vez que el matrimonio volvía al sur de Francia. Sin embargo, aunque Teodoro fue muy conocido, Flanelle era la consentida de Cortázar: él adoraba la suavidad de su pelaje (la motivación de su nombre) y ella dormía entre sus brazos, como muestra de su fidelidad.
Charles Bukowski (1920-1994)
Nacido en Alemania y de apariencia ruda, Charles Bukowski fue un hombre que adoraba a los gatos y escribió acerca de ellos. Sobre este tema, dentro de su amplia obra, destaca la antología seleccionada por el editor Abel Debritto, titulada -precisamente- Gatos (2016), en la que están incluidos poemas, fragmentos de cuentos, novelas, diarios y cartas.
De Bukowski son famosas también algunas frases dedicadas a los felinos, por ejemplo: “tener un montón de gatos a tu alrededor es bueno, que solo observándolos te sientes mejor” y «Cuantos más gatos tengan más vivirás. Si tienes un centenar de gatos, vivirás diez veces más que si tienes diez. Algún día esto será descubierto, y la gente tendrá mil gatos y vivirá para siempre.»
Carlos Monsiváis (1938-2010)
El periodista y cronista Carlos Monsiváis fue otro reconocido escritor que profesó amor por los gatos. En el transcurso de su vida, adoptó todos los que pudo. En su casa, especialmente en su despacho, los felinos se movían con total libertad.
El autor mexicano tuvo su primer gato a los 10 años. Aunque fue un regalo, su madre no aprobaba la presencia del minino en su casa, al extremo de regalarlo durante unas vacaciones en las que el niño estuvo fuera. Luego Monsiváis tuvo más gatos, pero todos se quedaban en el patio. Tiempo después, ya adulto, allí enterró a cada una de sus mascotas cuando morían, para tenerlas cerca de él.
Algo que caracterizaba a los gatos de Monsiváis eran sus originales nombres, muestra del sentido del humor que tenía el escritor. Entre ellos, destacan:
- Fray Gatolomé de las bardas;
- Mito Genial;
- Miss Antropía;
- Catzinger;
- Peligro para México;
- Miau Tse Tung;
- Chocorrol;
- Evasiva;
- Miss Oginia;
- Voto de castidad;
- Caso Omiso;
- Posmoderna;
- Fetiche de peluche;
- Monja Desmantecada;
- Ansia de militancia.
En la actualidad, gran parte de la obra de Monsiváis se encuentra en el Museo del Estanquillo, en Ciudad de México.
Tal vez la afinidad que existe entre los escritores y sus gatos tenga su origen en la naturaleza independiente de cada uno de ellos. Probablemente, la curiosidad innata de los felinos sea fuente de inspiración para los autores.
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