Aunque es un sistema de numeración antiguo, los números romanos se utilizan con frecuencia en textos literarios, y publicaciones en general, y se representan con letras del alfabeto latino escritas en mayúsculas. No obstante, esta no es la única aplicación que tienen. Esta semana, en Ediciones Kitzalet, te contamos la forma adecuada de usar y leer la numeración romana, de acuerdo con las recomendaciones de la Real Academia Española (RAE) y la Fundación del Español Urgente (FundéuRAE).
Características de los números romanos
Existen dos sistemas básicos para representar los números mediante signos:
- La numeración arábiga, cuyo nombre se debe a quienes la introdujeron en Occidente: los árabes.
- La numeración romana, desarrollada por los antiguos romanos a partir de símbolos numéricos etruscos.
En la numeración arábiga, cualquier número puede representarse mediante la combinación de diez signos, llamados cifras o dígitos, que van desde el 0 hasta el 9; mientras que la numeración romana se basa en el empleo de siete letras del alfabeto latino (I, V, X, L, C, D, M), a las que les corresponde un valor numérico fijo.
Como ya mencionamos, los números romanos tienen como base la numeración etrusca, la cual solo utilizaba el sistema aditivo, en el que se sumaba a la última letra el valor de la siguiente (V + I). Posteriormente, los romanos integraron el sistema sustractivo, en el que se resta el valor de cada letra a la izquierda del valor mayor (I – V).
Al caer el Imperio Romano, el sistema numérico romano fue sustituido por los números arábigos durante la Edad Media. Actualmente, solo se emplea en casos muy específicos.
Cuándo usar números romanos
Tal como explica el Diccionario panhispánico de dudas (DPD), los valores numéricos fijos que corresponden a las siete letras latinas que conforman la numeración romana son:
- I = 1
- V = 5
- X = 10
- L = 50
- C = 100
- D = 500
- M = 1000.
Para utilizar este sistema, es necesario seguir estas normas:
- Los números romanos siempre se escriben con letras mayúsculas, aun cuando en textos antiguos a veces se usaban letras minúsculas para representarlos. Al mismo tiempo, también aplica:
- Si acompañan un sustantivo escrito en minúscula, escribirlos en versalitas (letras de figura mayúscula, pero del mismo tamaño que las minúsculas), por ejemplo: siglo v, páginas xix-xxiii.
- Sustantivos escritos con inicial mayúscula o que vayan solos: Alfonso X, II Congreso Internacional.
- Cuando los números romanos se usan como números ordinales, no deben acompañarse de letras voladas, por ejemplo: tomo vi.º, II.ª Guerra Mundial.
- Una misma letra no debe repetirse más de tres veces; de esta forma el número 333 se escribe en romanos CCCXXXIII; pero el 444 no puede escribirse CCCCXXXXIIII, sino CDXLIV. En la Antigüedad solo podían repetirse hasta cuatro veces consecutivas las letras I y X.
- Nunca se repetirá dos veces una letra si existe otra que por sí sola representa ese valor. Por ejemplo: la V no puede repetirse (VV) para representar el número 10, ya que el valor que lo representa de forma correcta es la letra X.
- Cuando una letra va seguida de otra de valor igual o inferior, se suman sus valores, aplicando el sistema aditivo:
- VI = 6
- XV = 15
- XXVII = 27.
- Cuando una letra va seguida de otra de valor superior, se le resta a la segunda el valor de la primera, aplicando el sistema sustractivo:
- IV = 4
- IX = 9
- XL = 40
- XC = 90
- CD = 400
- CM = 900.
- El valor de los números romanos queda multiplicado por mil tantas veces como rayas horizontales se tracen encima:
- L— = 50 000
- M—— = 1 000 000 000.
Uso de los números romanos en la actualidad
Hoy en día, los números romanos se utilizan -casi siempre con valor ordinal, solo en los siguientes casos:
- En monumentos o lápidas conmemorativas, para indicar los años: MCMXCIX (1999). Sin embargo, cada vez se usan más los números arábigos.
- Para indicar los siglos: siglo XV, siglo XXI. Se escriben siempre pospuestos al nombre. No deben usarse, en este caso, números arábigos: siglo 21.
- Para indicar las dinastías en ciertas culturas: los faraones de la xviii dinastía. Se escriben normalmente antepuestos al nombre. Pueden sustituirse por la abreviatura del numeral ordinal correspondiente: la 18.ª dinastía.
- En las series de papas, emperadores y reyes de igual nombre: Juan XXIII, Napoleón III, Felipe IV. Se escriben siempre pospuestos al nombre.
- En la numeración de volúmenes, tomos, partes, libros, capítulos o cualquier otra división de una obra, así como en la numeración de actos, cuadros o escenas en las piezas teatrales: tomo iii, libro ii, capítulo iv, escena viii. Se escriben después del nombre. En muchos de estos casos, pueden sustituirse por las abreviaturas, antepuestas o pospuestas, de los numerales ordinales correspondientes: tomo 3.º o 3.er tomo, capítulo 12.º o 12.º capítulo; e incluso por números cardinales, aunque en ese caso el número solo puede ir pospuesto al nombre: tomo 3, volumen 2, capítulo 7.
- En la denominación de congresos, campeonatos, certámenes, festivales, etc.: II Congreso Internacional de la Lengua Española, XXIII Feria del Libro de Buenos Aires. Se escriben antepuestos al nombre. Si el número resulta excesivamente complejo, se prefiere, en su lugar, el uso de las abreviaturas de los numerales correspondientes: 78. º Campeonato Mundial de Ajedrez.
- Para numerar las páginas de secciones preliminares de una obra -como el prólogo o la introducción-, con el fin de distinguirlas de las secciones o capítulos del cuerpo central. Se escriben pospuestos al nombre.
- Para representar la expresión abreviada de las fechas.
- Los números romanos se leen indistintamente como ordinales o cardinales desde el I hasta el X incluido, cuando hablamos de siglos. Por ejemplo: siglo III: siglo tercero o siglo tres. Sin embargo, cuando se trata de nombrar a reyes, pontífices o emperadores, se leen generalmente como ordinales: Fernando VI (Fernando sexto). A partir del número X, lo normal es que se lean como cardinales: Juan XXIII (Juan veintitrés), según se indica en la Nueva gramática de la lengua española. Igualmente, la nueva gramática señala que se ha integrado la tendencia a usar los cardinales con el valor de los ordinales, que tradicionalmente se han escrito con números romanos; por ejemplo:
- El 30 aniversario de la muerte de Albert Camus
- El 30º aniversario de la muerte de Albert Camus
- El XXX aniversario de la muerte de Albert Camus.
La primera aparición de los números romanos data de los siglos VIII y IX antes de Cristo. En un principio, eran usados para contar en las zonas de cultivo y domesticación de animales. Incluso, la «V», indicativa del número 5, viene de la forma de la mano abierta o de la mención de la apertura del pulgar, aludiendo a la manera en que se cuenta con los dedos de la mano.
Esperamos haber aclarado posibles dudas con respecto al uso adecuado del sistema de números romanos. ¿A qué edad conociste este sistema de numeración? ¿Lo habías aplicado adecuadamente hasta ahora? Te leemos en la sección de comentarios…