La gramática de la lengua española es muy rica; tanto es así que algunas de sus estructuras sintácticas pueden resultar complejas, e incluso desconocidas, para sus usuarios. Tal es el caso de los fenómenos identificados como queísmo y dequeísmo, muy frecuentes tanto en la lengua hablada como en la lengua escrita.
Esta semana, en Ediciones Kitzalet, te explicamos en qué consiste cada uno de estos fenómenos y te damos un truco para poder identificarlos. Como solemos hacer, para ello citaremos información dada por la Real Academia Española (RAE), principalmente en su Diccionario panhispánico de dudas (DPD).
Qué es el queísmo

El queísmo[1] es la supresión indebida de una preposición (generalmente de) delante de la conjunción que, cuando la preposición viene exigida por alguna palabra del enunciado.
- No debe suprimirse la preposición en los casos siguientes:
- Con verbos pronominales que se construyen con un complemento de régimen: acordarse de algo, preocuparse de o por algo, etc. Algunos de estos verbos, cuando se usan en forma no pronominal, se construyen sin preposición, pues, en ese caso, la oración subordinada ejerce de sujeto o de complemento directo: Me alegró que vinieras (no Me alegró de que vinieras).
- Con verbos no pronominales que se construyen con un complemento de régimen: convencer de algo, insistir en algo.
- Con sustantivos que llevan complementos preposicionales: Iré con la condición de que vayas a buscarme (no Iré con la condición que vayas a buscarme).
- Con adjetivos que llevan complementos preposicionales: Estamos seguros de que acertaremos.
- En locuciones como a pesar de que (no a pesar que), a fin de que (no a fin que), a condición de que (no a condición que), en caso de que (no en caso que), etc.
- En la construcción hasta el punto de que (no hasta el punto que).
- En las locuciones verbales caber, o haber, duda de algo, caer en la cuenta de algo, darse cuenta de algo.
- Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar en sus acepciones más comunes, pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir de algo [a alguien]; avisar [algo] a alguien y avisar de algo [a alguien]; cuidar [algo o a alguien] y cuidar de algo o alguien; dudar [algo] y dudar de algo; informar [algo] a alguien (en América) e informar de algo [a alguien] (en España). Por tanto, con estos verbos, la presencia de la preposición de delante de la conjunción que no es obligatoria.
Qué es el dequeísmo

El dequeísmo[2] es el uso indebido de la preposición de delante de la conjunción que cuando la preposición no viene exigida por ninguna palabra del enunciado.
- Se incurre en dequeísmo en los siguientes casos:
- Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva de sujeto. El sujeto de una oración nunca va precedido de preposición y, por tanto, son incorrectas oraciones como Me alegra de que sean felices (correcto: Me alegra que sean felices). Algunos de estos verbos, cuando se usan en forma pronominal (alegrarse, preocuparse, etc.), sí exigen un complemento precedido de la preposición de. En ese caso, el uso conjunto de la preposición y la conjunción es obligatorio: Me alegro de que sean felices, y no Me alegro que sean felices; Me preocupo de que no les falte nada, y no Me preocupo que no les falte nada.
- Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada sustantiva de complemento directo. Esto ocurre, sobre todo, con verbos de «pensamiento» (pensar, opinar, creer, considerar, etc.), de «habla» (decir, comunicar, exponer, etc.), de «temor» (temer, etc.) y de «percepción» (ver, oír, etc.). El complemento directo nunca va precedido de la preposición de y, por tanto, son incorrectas oraciones como Pienso de que conseguiremos ganar el campeonato (correcto: Pienso que conseguiremos ganar el campeonato); Me dijeron de que se iban a cambiar de casa (correcto: Me dijeron que se iban a cambiar de casa); Temo de que no llegues a tiempo (correcto: Temo que no llegues a tiempo); He oído de que te casas (correcto: He oído que te casas).
- Cuando se antepone la preposición de a una oración subordinada que ejerce funciones de atributo en oraciones copulativas con el verbo ser. Este complemento, por lo general, no va precedido de preposición y, por tanto, son incorrectas oraciones como Mi intención es de que participemos todos (correcto: Mi intención es que participemos todos).
- Cuando se inserta la preposición de en locuciones conjuntivas que no la llevan: a no ser de que (correcto: a no ser que), a medida de que (correcto: a medida que), una vez de que (correcto: una vez que).
- Cuando se usa la preposición de en lugar de la que realmente exige el verbo: Insistieron de que fuéramos con ellos (correcto: Insistieron en que fuéramos con ellos); Me fijé de que llevaba corbata (correcto: Me fijé en que llevaba corbata).
- Los verbos advertir, avisar, cuidar, dudar e informar, en sus acepciones más comunes, pueden construirse de dos formas: advertir [algo] a alguien y advertir de algo [a alguien]; avisar [algo] a alguien y avisar de algo [a alguien]; cuidar [algo o a alguien] y cuidar de algo o alguien; dudar [algo] y dudar de algo; informar [algo] a alguien (en América) e informar de algo [a alguien] (en España). Por tanto, con estos verbos, la presencia de la preposición de delante de la conjunción que no es obligatoria.
Cómo identificar casos de queísmo y de dequeísmo
Para evitar incurrir en cualquiera de los dos errores y saber cuándo usar o no la preposición de en una oración, puedes poner en práctica el siguiente procedimiento: transforma en una pregunta el enunciado que te cause dudas. Si la interrogación debe ir encabezada por la preposición, esta ha de mantenerse en la modalidad enunciativa. Ahora, si no la lleva, tampoco ha de usarse en la modalidad enunciativa. Por ejemplo:
- ¿De qué te preocupas? → Te preocupas de que…
- ¿De qué estás seguro? → Estás seguro de que…
- ¿Qué opinas? → Opinas que…
¿Conocías estos fenómenos lingüísticos? ¿Eres queísta o dequeísta y no te habías dado cuenta? ¿Te parece útil el procedimiento para identificarlos? Cuéntanos en la sección de comentarios…
[1] RAE – ASALE (2005). Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Santillana Ediciones Generales S. L. pp. 548-549.
[2] RAE – ASALE (2005). Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Santillana Ediciones Generales S. L. pp. 214-215.