El lenguaje inclusivo –lenguaje incluyente, lenguaje de género o lenguaje no sexista– propone, principalmente, evitar el sesgo hacia un sexo o género en particular. Algunos ejemplos en la lengua española -entre muchos otros- consisten en favorecer el uso de sustantivos no específicos para referirse a roles o profesiones y evitar englobar en un masculino genérico a los géneros gramaticales masculino y femenino. Con el correr de los años, el uso de este lenguaje va dirigido también al reconocimiento de colectivos y minorías sociales.
Desde su surgimiento -en la década de los años 1960, como exigencia del feminismo para promover la visibilización de la mujer tanto en la lengua hablada como en la escrita- cuenta con defensores y detractores. Esta semana, en Ediciones Kitzalet, te mostramos algunas de sus propuestas de uso y te contamos las razones por las cuales esta postura lingüística ha generado polémica.
Algunas propuestas de uso del lenguaje inclusivo

Los promotores del lenguaje inclusivo han hecho distintas propuestas de uso, siempre con el fin de visibilizar a las mujeres, las expresiones de género no binario y los diversos grupos minoritarios que existen en la actualidad.
Una de las propuestas más difundidas y que ha tenido mayor aceptación -al menos en español- ha sido el remplazo de la vocal que marca el género gramatical (-o, -a) por una x o @. Por ejemplo, en lugar de “ellas” o “ellos”, escribir “ellxs” o “ell@s”. Sin embargo, este uso ha recibido críticas por no poder ser aplicado en la lengua hablada.
Otras de las propuestas del lenguaje inclusivo son:
- Eliminar el uso peyorativo de palabras relacionadas con el cuerpo o la contextura física, la identidad de género o la orientación y la libertad sexual.
- Favorecer sustantivos colectivos y sustantivos abstractos en lugar del masculino genérico. Por ejemplo: “el alumnado” por “los alumnos” o “la infancia” por “los niños”.
- Utilizar la segunda persona del singular o la primera del plural sin mencionar el sujeto, en lugar de la tercera del singular.
- Hacer uso del desdoblamiento cuando se habla de grupos integrados por varones y mujeres; es decir, junto a la forma masculina, se agrega la femenina. Por ejemplo: “señoras y señores”.
- Utilizar -además la equis o de la arroba-, un asterisco (*) para sustituir las letras que denotan género en las palabras.
- Usar otra vocal en lugar de las que denotan género. En este caso, se ha estandarizado el uso de la vocal e (“elles”, “todes”).
Posturas a favor y en contra del lenguaje inclusivo

Quienes defienden el lenguaje inclusivo argumentan que su principal objetivo es visibilizar lo femenino en el idioma y no fomentar el uso de modos de escribir y de hablar que reflejen dominación masculina. Por otra parte, quienes lo rechazan acusan agresión a la sintaxis e imposibilidad de usarlo como vehículo de comunicación, primeramente, por violar el principio de economía del lenguaje al usar el desdoblamiento en textos hablados y escritos (“señoras y señores”, “los ciudadanos y las ciudadanas”, “los niños y las niñas”, por ejemplo).
Algunos manuales de lenguaje no sexista están en contra del uso de símbolos que sustituyan la vocal que marca el género, como la equis, la arroba o el asterisco. Además, los movimientos feministas radicales descartan estas fórmulas no binarias ya que, al carecer de la forma femenina, también resultan invisibilizadoras de las mujeres.
Desde el año 2012, la Real Academia Española (RAE) fijó su posición frente al uso del lenguaje inclusivo y no sexista, a través del informe titulado Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer, elaborado por el lingüista español Ignacio Bosque. Para los académicos, resulta innecesario el uso de una vocal distinta a la “o” para incluir a hombres y mujeres en los plurales y el uso indiscriminado de los desdoblamientos, argumentando, una vez más, el principio de economía de lenguaje.
En el 2019, a petición de la vicepresidenta del Gobierno español y ministra de Igualdad, Carmen Calvo, la RAE trabajó en un borrador para adecuar el lenguaje de la Constitución a otro más inclusivo. Desde el inicio, Darío Villanueva, director de la institución, dio por sentado que no había posibilidad de reformar nada en la Constitución. Villanueva manifestó que, aun cuando están a favor de la sensibilización de los hablantes en lo que se refiere al lenguaje sexista, la Academia mantiene su postura sobre el lenguaje inclusivo.
Finalmente, son muchas las personas que consideran real la necesidad de evitar y eliminar las expresiones o palabras cargadas de machismo, pero que la verdadera lucha por los derechos de las mujeres y las minorías está en otros frentes y a través de otras maneras de hacerse notar.
¿Y tú, qué opinas al respecto? ¿Estás de acuerdo con alguna de las posturas aquí descritas? ¿Haces uso del lenguaje inclusivo? Te leemos en la sección de comentarios…
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