El teatro es un género literario que cuenta con muchísimos adeptos. Dentro de él, surgió un subgénero muy particular luego de finalizar la Segunda Guerra Mundial: el teatro del absurdo, cuyo principal objetivo era cuestionar la sociedad de la época y la humanidad en general. Esta semana, en Ediciones Kitzalet, compartimos contigo datos relevantes sobre su origen y sus características, como homenaje a uno de sus principales representantes, el dramaturgo irlandés Samuel Beckett, quien el próximo 22 de diciembre cumple 31 años de fallecido.
Teatro del absurdo: origen, características y representantes
El teatro del absurdo es un estilo dramático desarrollado en las décadas de los años 1950 y 1960 en Europa. Bajo este subgénero literario se agrupa una extensa cantidad de trabajos dramatúrgicos que contemplaban la humanidad como una condición carente de sentido, producto del colapso moral, religioso, político y social que provocaron las dos grandes guerras mundiales del siglo XX. La incoherencia y lo ilógico son rasgos representativos de estas obras.
Este movimiento tomó su nombre del ensayo escrito por el crítico húngaro Martin Esslin en 1961, El teatro del absurdo. Esslin analizó este tipo de dramaturgia a la luz de los trabajos filosóficos de Albert Camus, principalmente El mito de Sísifo (1942),cuyo tema central es lo absurdo del ser. Esslin utilizó la palabra “absurdo” en su significado puro: todo aquello contrario y opuesto a la razón, lo que no tiene sentido, elemento característico de estas obras teatrales.
Principales características
Las características del teatro del absurdo distinguen este subgénero teatral de otras modalidades del arte. Sus estructuras dramáticas, así como la construcción de sus personajes y de las situaciones que se desarrollan, son particulares. Algunos análisis teatrales afirman que esta dramaturgia busca reflejar una existencia mecánica y automática de la humanidad. Dentro de las características más resaltantes del teatro del absurdo se encuentran:
- Los personajes presentan dificultades para expresarse y comunicarse entre ellos, carecen de un discurso racional y su lenguaje incluye frases trilladas, juegos de palabras y repeticiones.
- El tiempo no es lineal, los acontecimientos no implican un orden cronológico.
- El desarrollo de la historia puede tener un carácter circular, en el que ni las situaciones iniciales ni los personajes se modifican o se transforman hacia el final de la obra.
- La acción no hila la historia a partir de una forma lógica, pero permite la progresión de la obra.
- El contenido de trasfondo abarca temas políticos, religiosos, morales y sociales.
- No existe un conflicto concreto dentro de la obra.
Autores y obras destacados
Aunque posteriormente se sumaron otros nombres, Esslin afirma en la primera edición de su obra que los principales dramaturgos del teatro del absurdo son Arthur Adamov, Eugène Ionesco, Jean Genet y Samuel Beckett (a quien nos referiremos más adelante):
- Arthur Adamov (1908 – 1970). Dramaturgo francés de origen armenio, desarrolló las obras pertenecientes a este género entre 1946 y 1955. Sus textos expresan el malestar del individuo frente a las estructuras impuestas por la sociedad.
- La invasión (1950)
- La parodia (1952)
- El profesor Taranne (1953).
- Eugène Ionesco (1909-1994). Dramaturgo franco-rumano, reconocido como uno de los “padres” del teatro del absurdo. Fue miembro de la Academia Francesa. Sus obras reflejan la soledad de los humanos y ridiculizan situaciones banales de la sociedad.
- La cantante calva (1950)
- La lección (1951)
- Las sillas (1952)
- Rinoceronte (1959).
- Jean Genet (1910-1986). Escritor y dramaturgo de origen francés. Se inició en la escritura en 1942, mientras estuvo recluido por hurto. La comunidad de escritores apeló ante el presidente para que Genet no fuese condenado a cadena perpetua. Posteriormente, fue reconocido por su aporte al teatro del absurdo a través de sus piezas teatrales.
- Las criadas (1947)
- El balcón (1957).
Samuel Beckett (1906 – 1989)
El dramaturgo, novelista, poeta y crítico literario Samuel Beckett nació en Dublín, Irlanda, el 13 de abril de 1906. Fue licenciado en Filología moderna, ejerció como profesor y, posteriormente, aceptó el cargo de lector de inglés en la Escuela Normal Superior de París (École Normale Supérieure de París).
Beckett se dedicó de lleno a la literatura luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Para ese momento, culminó tres novelas y escribió dos piezas teatrales. A partir de 1945 la mayoría de su producción está escrita en francés y, luego, él mismo la tradujo al inglés.
Su forma de escribir ha sido catalogada como pesimista, profunda y trascendental, aunque cuenta con un particular sentido del humor que se acerca al cinismo y la ironía. Los textos de Beckett van más allá de la literatura y se dirigen hacia otros campos del conocimiento, como el de la filosofía y la psicología.
Sus obras tocan temas como la desorientación y la desdicha del ser humano y el sinsentido de la existencia.
Samuel Beckett recibió el Premio Nobel de Literatura en 1969; el argumento para otorgarle el galardón fue “por su escritura, que, renovando las formas de la novela y el drama, adquiere su grandeza a partir de la indigencia moral del hombre moderno”.
El dramaturgo falleció en París, Francia, el 22 de diciembre de 1989, a la edad de 83 años, a consecuencia de un enfisema pulmonar.
Principales obras de Samuel Beckett
Como ya hemos visto, Samuel Beckett produjo textos de diversos géneros literarios. Sin embargo, es indudable que su nombre está estrechamente ligado al teatro y que por estas piezas es reconocido en todo el mundo:
- Esperando a Godot (1952). A veces subtitulada “Tragicomedia en dos actos”, es considerada la obra maestra de Beckett. Fue escrita a finales de los años 1940 y publicada en 1952. El autor escribió la obra original en francés, su segunda lengua, y posteriormente la tradujo al inglés, versión que fue publicada en 1955. Dividida en dos actos, la pieza se desarrolla en una carretera rural. En escena solo están presentes un árbol y dos vagabundos. Vladimir (Didi) y Estragón (Gogo), esperan, día tras día, a Godot, personaje con quien -al parecer- tienen una cita y que no termina de llegar. Mientras aguardan, ambos personajes conversan sobre múltiples temas, divagando entre uno y otro y con deficientes niveles de comunicación. Según la crítica literaria, esta trama, repetitiva y sin ningún hecho relevante, simboliza el tedio y la carencia de significado de la vida humana, tema recurrente en el existencialismo.
- Final de partida (1957). Al igual que Esperando a Godot, Beckett escribió en francés la versión original de esta obra, publicada en 1957, y luego, al año siguiente, la tradujo al inglés. Final de partida es otra de las obras más importantes de este autor. Es un drama en un acto, en el que participan cuatro personajes: Hamm, un anciano invidente que no puede permanecer de pie; Clov, sirviente de Hamm, que no puede sentarse; junto con Nagg y Nell, padres de Hamm, quienes no tienen piernas y viven en sendos cubos de basura ubicados en el escenario. La historia se desarrolla en una pequeña casa junto al mar. Los dos personajes principales, mutuamente dependientes, dejan ver a lo largo de la obra que siempre han mantenido una mala relación. Clov a veces muestra una remota intención de librarse de su yugo, pero nunca es capaz de hacerlo. La crítica literaria señala que de esta obra se desprende que los personajes viven en un mundo estático, sin cambios ni variaciones de ningún tipo, en el que nunca pasa nada. Las acciones se repiten diariamente, sin alteraciones, como vemos que también ocurre en Esperando a Godot.
¿Conocías el subgénero teatral del absurdo? ¿Qué opinas sobre sus características y sus temáticas? ¿Has visto la representación de alguna de estas obras? Cuéntanos en la sección de comentarios…