La tarde del pasado jueves, 29 de julio de 2021, Gonzalo Barrios Pérez, mejor conocido como “Zóez” y el poeta de Galipán -quien fue nuestro primer autor publicado y entrañable amigo de la casa-, nos abandonó físicamente. Esta semana, Ediciones Kitzalet quiere rendirle homenaje y agradecer sus enseñanzas con una breve reseña de su vida y el legado de sus obras: el Museo de Arte Ecológico Jardín de las Piedras Marinas Soñadoras -al que muchos llaman, de manera cariñosa, museo de las piedras– y El Universo Intangible de Zóez, biografía que tuvimos el honor de editar.
Gonzalo Barrios, «Zóez» (1948 – 2021)
Citaremos al autor para dejar que él mismo nos relate su nacimiento:
«El día 25 de diciembre del año 1948, mi madre, Vestalia Irene Pérez, me trajo al mundo a la 1:45 de la tarde, en la casa nº 7, de la calle El Cristo de los Magallanes de Catia, parroquia Sucre de la ciudad de Caracas, Venezuela. Asistió el parto la partera de la familia, Luz María de Cartaya. Le llamábamos “mamá luz”. Fue muy traumático mi nacimiento. Cuentan que estaba demorado desde el día anterior. Siendo mi madre primeriza, me dieron por muerto al no llorar al nacer. El llanto de papá Gonzalo Barrios Alfonzo y de todas mis tías presentes después de tantos dolores fue en coro. De repente lloré y vino la alegría. ¡Se salvó!» (Barrios, 2019: 1).
Poco tiempo después, pasados algunos meses desde su nacimiento, la familia -mamá, papá y sus tres hermanos- se mudó a Naiguatá, en el actual estado La Guaira. Allí vivió hasta los ocho años de edad, cuando pasó a vivir dos años en Caracas, en casa de América, su tía materna. Durante su estancia en la capital, estudió primer y segundo grado en el colegio Monseñor Arias, donde aprendió a leer.
Regresó al pueblo de Punta de Mulatos, lugar de origen de su familia paterna. Allí continuó su educación primaria, y cursó tercero y cuarto grado en el colegio Miramar, en Macuto. Barrios describió esta etapa de su vida como un “período bello”, en el que jugaba con sus primos en la naturaleza (Barrios, 2019: 2).
Por razones políticas, la familia volvió a mudarse, esta vez a Galipán. La lejanía de este hogar de la ciudad fue el motivo por el cual Barrios se vio en la necesidad de irse a vivir por dos años en la casa de su tía Matilde, junto con sus primos Alejandro y Alberto. En este período, estudió quinto y sexto grado en el colegio Alfredo Machado, en la urbanización Soublette, Catia La Mar, y los fines de semana regresaba a Galipán.
Luego, Barrios vivió en La Pastora, en casa de su tío materno Udón Pérez, pero solo durante un año, porque la convivencia resultó complicada. El año siguiente transcurrió en la oficina de los cuatro abogados de los que fue secretario. Comenzó a sufrir de problemas estomacales, por los que su madre le pidió que regresara a Galipán con la familia.
A finales del año 1966 comenzó a tener apariciones de energías -puntos luminosos fugaces-, inexplicables para él y capaces de ponerlo nervioso en un primer momento, pero que luego comprendió y le resultaban normales. El día 24 de diciembre de 1966 recibió su primera señal fija. A partir de allí; cada tres meses, aproximadamente; recibía una nueva señal. Hasta que el 24 de diciembre de 1967 nació ZÓEZ: “…aprendí a manejar y a entender cuándo las energías inteligentes se comunicaban conmigo, hasta el sol de hoy. Aquí empezó el sufrimiento de mamá, de papá y de toda mi familia, porque solo me dedicaba a ver las señales y a tratar de entenderlas. Una muy difícil misión por tratarse de otra dimensión absolutamente desconocida tanto para mí como del entorno.” (Barrios, 2019: 9).
Ese fue el comienzo de su misión y de su obra. Decidió ser autodidacta y se retiró a la montaña a meditar. Dedicó su vida a la investigación de los fenómenos del Universo, rescatar la belleza del planeta, reflexionar sobre la vida y crear arte a través del Museo de Arte Ecológico, espacio que se convertiría en su hogar hasta sus últimos días.
El nombre “Zóez” tiene tres interpretaciones muy significativas: en griego y en hindú significa “vida”; y en japonés, “el origen de todas las cosas”. Este artista y filósofo siempre llevaba con él, alrededor de su cabeza, una cinta tricolor: blanco (nubes), azul (cielo) y amarillo (sol), que representan, respectivamente, el amor, el poder y la luz.
El Jardín de las Piedras Marinas Soñadoras
Zóez intentó plasmar sus visiones en papel. Con el paso del tiempo, estas imágenes se convirtieron en las obras de arte que conforman el Jardín de las Piedras Marinas Soñadoras.
Ubicado en la entrada del pueblo de San José de Galipán, en el sector Dolores, dentro del Parque Nacional Warairarepano, a 600 metros sobre el nivel del mar, se encuentra este Museo de Arte Ecológico, el primero y único del mundo en su estilo.
Su construcción inició a mediados del año 1966, cuando -con ayuda de familiares, amigos y habitantes del pueblo- Zóez comenzó a buscar y cargar en su rústico piedras provenientes del mar Caribe y las llevó a un espacio en el Ávila, cerca del teleférico, con el objetivo de -literalmente- hacer realidad sus sueños.
El 30 de junio de 1990, el museo fue inaugurado por el núcleo litoral de la Universidad Simón Bolívar (USB); el Colegio de Periodistas, seccional Vargas; y la Prefectura del, entonces, municipio Vargas (hoy estado La Guaira). La calificación de museo de arte ecológico le fue otorgada por los miembros de la directiva de la USB, quienes afirmaban que las obras del lugar planteaban formar conciencia ambiental.
El museo de las piedras es un establecimiento artístico creado en honor a la paz del universo, la madre naturaleza y a la mujer. Todas sus obras pueden ser tocadas y pisadas. Cada piedra fue elegida por Zóez por su forma, su color, su textura y su dimensión, y con ellas poder expresar la visión filosófica-biológica que tenía de la vida.
El visitante debe respetar cuatro reglas para poder entrar al lugar:
- Ningún hombre puede entrar solo. En el grupo debe haber, al menos, una mujer.
- Se debe entrar descalzo.
- Es necesario armar una «llave»: equilibrar tres piedras. Esta es la norma más importante, ya que, hasta que no se cumple, la persona no puede ingresar. Su propósito es desarrollar la tolerancia.
- Una vez cumplida la tercera regla, se puede tocar todo lo que se vea.
El recorrido del museo cuenta con tres etapas:
- Jardín de las Piedras Marinas Soñadoras, dedicado a honrar a la mujer
- Centro del Universo, en el que se rinde culto a la madre
- Mundo del Amor Sublime, dedicado a la familia.
Zóez siempre estuvo en el museo, acompañando a los visitantes, contándoles el significado de cada área, de cada pieza del lugar; explicándoles el porqué de la forma de las piedras. Es un lugar silencioso y tranquilo, soñado y creado por Zóez para poner a prueba la paciencia de quienes caminaran sobre él.
El Universo Intangible de Zóez. Biografía de Gonzalo Barrios
(Ediciones Kitzalet, 2019)
En marzo del año 2019, Ediciones Kitzalet tuvo el honor de editar y publicar la obra El Universo Intangible de Zóez. Biografía de Gonzalo Barrios, un texto que narra la vida -aventuras, anécdotas y experiencias- del fundador del Museo de Arte Ecológico, en Galipán, y el proceso de creación de este mágico lugar.
El motivo que tuvo Zóez para escribir este libro fue su deseo de plasmar y dejar registro de su visión sobre la vida y de su desempeño en el Jardín de las Piedras Marinas Soñadoras; dejar su huella, su legado, narrado por él mismo.
Una de las obras del museo, bautizada como El Arca de las Leyes Dimensionales, expone un código moral, cuyo objetivo es que el visitante reflexione sobre su relación con el mundo que lo rodea y luego se vea motivado a establecer una correspondencia de armonía con su entorno. Este código consta de dieciséis principios -enumerados desde el cero-, que reúnen enseñanzas adquiridas por Zóez a lo largo de su vida.
Cada uno de estos principios da nombre a los capítulos de su biografía:
- Principio 0. El extremo del equilibrio es el balance con lo intangible ¿Creo en mí?
- Principio 1. El primer regalo que me dio la vida es el libre albedrío ¿Yo lo conservo?
- Principio 2. Mi horizonte como ser pensante en el universo es formar conciencia cósmica ¿Me dirijo ahí?
- Principio 3. Mi disciplina es cumplir a plenitud con la creación ¿Estoy en algo útil?
- Principio 4. La creación de la conciencia es a través de la comunicabilidad ¿Hay comunicación?
- Principio 5. Actuar de acuerdo con mi conciencia y no según los bajos instintos ¿soy sincero?
- Principio 6. Respetar a mis semejantes como a mí mismo ¿Me respeto?
- Principio 7. Tener dignidad, no pedir, crear ¿Yo pido?
- Principio 8. La auto observación permanente conduce al cumplimiento de la ley ¿Estoy despierto?
- Principio 9. La ley es la evolución ¿La cumplo siempre?
- Principio 10. La vida es integración, inteligencia y evolución ¿Estoy realizándola?
- Principio 11. La armonía interior como base de la armonía exterior, universaliza el equilibrio en la vida de los seres ¿Soy dramático?
- Principio 12. La paciencia como base del equilibrio crea la perfección ¿Sé esperar?
- Principio 13. La alegría y la salud es el estado natural de todo ser vivo ¿Soy artificial?
- Principio 14. El humano que antepone el placer a la salud no es inteligente ¿Uso la inteligencia?
- Principio 15. En la naturaleza todo ser vivo contiene una energía inteligente proporcional a su existencia ¿yo existo?
Desde Ediciones Kitzalet te invitamos a leer esta emotiva biografía -disponible en español e inglés, a través de la plataforma Amazon-, dinámica y amena, para que conozcas un poco más acerca de la interesante vida de este artista y filósofo venezolano.
Gracias, Zóez, por confiar en nosotros para dejar constancia de tu legado y por tus infinitas enseñanzas. ¡Vuela alto!