El próximo sábado, 2 de julio, se conmemora el V centenario de la muerte de Antonio de Nebrija, destacado humanista español, entre cuyos numerosos méritos resalta haber sido el autor de la Gramática castellana (1492), la primera obra impresa dedicada al estudio de las reglas de una lengua romance, que posteriormente sirvió de modelo para estudios similares.
La actividad profesional de Elio Antonio de Nebrija se extendió más de medio siglo –desde 1470 hasta 1522–, y la dedicó enteramente a la preservación de su lengua materna. En Ediciones Kitzalet le rendimos homenaje en el aniversario de su fallecimiento, compartiendo contigo una breve semblanza del autor y un resumen de su importante legado académico.
Antonio de Nebrija (¿1441? – 1522)

Antonio Martínez de Cala y Xarana, más conocido como Elio Antonio de Nebrija o, simplemente, Antonio de Nebrija, nació en la ciudad de Lebrija, Sevilla, en 1441, según se desprende del prólogo de su libro Vocabulario de romance en latín, en el que el autor hace un balance de su vida, repasando los años que estuvo en distintos lugares y la edad que tenía en cada uno de esos momentos.
Sus padres fueron Juan Martínez de Cala y Catalina de Xarana, ambos de familias arraigadas en su villa natal. Los Cala, y quizás también los Xarana, provenían de los primeros pobladores de Lebrija y se hallaban establecidos en el lugar desde el repartimiento que siguió a la conquista bajo Alfonso X.
Dado el interés y la precocidad de Nebrija cuando contaba catorce años, su familia decidió darle estudios y lo enviaron a Salamanca, única universidad castellana y centro educativo de prestigio europeo de la época. Cursó cinco años en la Universidad de Salamanca, en la que recibió clases de matemáticas, filosofía natural -o ciencias- y filosofía moral, durante su formación en Humanidades.
En el mismo prólogo ya citado, el autor declaró haber ido a Italia en el año 1463, para ingresar en el Colegio de San Clemente de los Españoles de Bolonia, el 2 de marzo de 1465, como becario de la diócesis de Córdoba y “teólogo”, según la documentación del colegio.
Nebrija volvió a España en 1470, ya como maestro. Tres años estuvo en Sevilla impartiendo clases en la Capilla de la Granada, situada en el Patio de los Naranjos. Así comenzó su labor como docente. Tras la muerte de Alonso de Fonseca, arzobispo de Sevilla, en 1473, decidió regresar a Salamanca.
No se tiene certeza de la fecha en que Antonio de Nebrija contrajo matrimonio -probablemente alrededor del año 1469- con Isabel de Solís Maldonado, dama noble de Salamanca. Los hijos de este matrimonio fueron seis varones y una hembra, todos nacidos en Salamanca.
En 1487, Juan de Zúñiga, Maestre de la Orden de Alcántara, reunió en su corte a un grupo de hombres insignes dedicados al estudio, y viendo la precariedad económica de Nebrija y su familia, lo invitó a trasladarse a Zalamea de la Serena, donde el autor tuvo los años más productivos de su obra.
Tras la muerte del Maestre, Nebrija volvió nuevamente a Salamanca. Nebrija llevaba un ritmo de trabajo frenético, pero sus trabajos creativos no terminaban de ver la luz. En la universidad siguió siendo tan incomprendido que -en medio de un gran enojo- el gramático pronunció la frase: “Ni vivo ni muerto pisaré esta universidad tan ingrata”. No obstante, el tiempo recogió los frutos de la labor emprendida: sus Introducciones latinas y su Diccionario español-latino han sido todo un éxito, tanto en la Universidad de Salamanca como en otros ámbitos académicos y, hasta el presente, se hacen constantes reediciones.
Años más tardes, Nebrija acudió al llamado del cardenal Cisneros y se trasladó a Alcalá de Henares, donde el eclesiástico acababa de fundar la Universidad Complutense y estaba preparando la Biblia Políglota Complutense. Nebrija intervino en la parte latina de la gran obra del cardenal, pero luego, por diferencias surgidas, se retiró del proyecto. Sin embargo, al gramático se le debe la tipografía griega de la obra, y los tacos de la imprenta para la impresión.
Paralelismo de Nebrija con el mundo de hoy

Antonio de Nebrija luchó, a lo largo de toda su vida, por recuperar el latín culto que hablaban Cicerón y Quintiliano, lengua que se estaba perdiendo en favor del habla corriente, o latín vulgar. Para ello, se basó en el método natural, que partía de un buen conocimiento de la lengua romance, la lengua del pueblo, como la mejor vía para evitar que se perdiera aquel latín culto.
La exactitud del trabajo de Nebrija se debe a que era siempre científico, nunca especulativo. Su legado sigue teniendo una enorme influencia en Europa, principalmente en España, y en América: las gramáticas europeas y la preservación de las lenguas indígenas precolombinas gracias al desarrollo de gramáticas amerindias, se deben, en gran parte, a la obra de Nebrija.
Asimismo, la absoluta modernidad de Nebrija estuvo presente a lo largo de su vida, especialmente en la transición del siglo XV al XVI, ya que fue impresor y editor, colaborando con la primera imprenta universitaria peninsular, con la cual publicó su primer libro, Introducciones latinas (1481), un auténtico best seller en Europa.
Además, Nebrija valoraba el conocimiento de manera objetiva, independientemente de su procedencia, lengua o cualquier otro condicionante cultural, étnico, nacional, religioso o de género. Así lo demostró cuando puso a su hija Francisca como su sustituta para impartir clases en la Cátedra de Retórica de la Universidad de Alcalá, convirtiéndola en una de las primeras mujeres del mundo en ser una docente universitaria, lo que refleja su falta de prejuicios.
Antonio de Nebrija fue el segundo escritor del mundo -y el primero en España- en reclamar derechos de autor para sus obras, más de dos siglos antes de que se inventara el copyright anglosajón, de acuerdo con el Estatuto de la Reina Ana, en 1709.
Con su Gramática castellana, Nebrija dejó un manual para la historia que muestra la esencia y la riqueza del idioma español, principalmente de sus estructuras sintácticas. Hoy en día, la labor de orientación sobre el adecuado uso y funcionamiento de la lengua la tiene la Real Academia Española (RAE), institución que mantiene vivo el legado de Antonio de Nebrija.
Elio Antonio de Nebrija falleció en Alcalá de Henares el 2 de julio de 1522. En ocasión del V Centenario de su muerte, la Universidad Nebrija y la Fundación Antonio Nebrija han organizado una serie de eventos durante el 2022, para recordar su obra, que permanece vigente hoy en día.
¿Has leído alguno de los títulos publicados por Nebrija? ¿Sabías que su trabajo había sido tan extenso? Te leemos en los comentarios.
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