El trabajo de corrección de textos inicia cuando la actividad creativa de un escritor termina. Reescribir muchas veces porque no nos gusta lo que va resultando o estar pendientes de las palabras marcadas como errores en el computador son actitudes que hacen que el proceso de producción se trabe. Cuando esto sucede, lo más acertado es darle rienda suelta a nuestra creatividad y escribir nuestras ideas para luego ordenarlas. Debemos dejar de lado la etapa de corrección hasta que sea el momento oportuno, luego de finalizado el texto.
En esta oportunidad, Ediciones Kitzalet te ofrece una guía para la autocorrección de textos, como parte del proceso esencial para escribir un buen libro.
Importancia del proceso de corrección
Debemos entender la corrección de los textos como un proceso aparte al de su escritura, previo a la publicación de un trabajo terminado que queremos compartir con el resto del mundo, independientemente de que sea:
• Un correo electrónico importante
• Un trabajo académico
• La publicación de un texto literario.
La corrección de un texto resulta tan importante, que existen personas dedicadas exclusivamente a su ejecución. Ser un corrector de textos profesional implica un trabajo minucioso para que todo manuscrito a publicar tenga una ortografía perfecta y ningún tipo de error gramatical.
Para ser un buen corrector es importante tener los conocimientos lingüísticos necesarios, pero también ser intuitivo, curioso y crítico, para poder establecer si el texto que se está leyendo transmite y expresa claramente la idea que el autor quiere comunicar a su público o audiencia.
Estos profesionales hacen uso de diferentes herramientas para cumplir con su labor. Entre las más habituales se encuentran diferentes tipos de diccionarios, que representan un gran apoyo gracias a su versatilidad, ya que recogen:
• Las palabras o expresiones de una o más lenguas
• Las palabras o expresiones de una materia concreta
• La definición de las palabras o expresiones con su equivalencia o explicación.
Además, también se apoyan en las guías y manuales de estilo. Sin embargo, estos materiales pueden ser consultados por cualquier persona que quiera escribir bien o transcribir correctamente una palabra o un texto, porque desconoce su grafía y quiere presentar un trabajo perfecto.
Actualmente, el corrector de estilo es uno de los profesionales con mayor demanda en el ámbito de la edición, ya que su objetivo es mantener la idea del autor, pero dándole dinamismo y fluidez a la obra.
Guía definitiva para la autocorrección
Los aspectos generales que se corrigen en cualquier texto incluyen la ortografía, la gramática y la adecuación del tema. En el caso de las monografías y textos académicos, un aspecto importante a tomar en cuenta es la autoría intelectual del trabajo que se presenta. Es importante indicar claramente las citas de otros autores que fueron utilizadas para ilustrar las ideas planteadas.
Una vez satisfechos con el contenido del trabajo terminado, pasamos a la etapa de autocorrección. Llegados a este punto, debemos tomar en cuenta:
• Código de texto. Aunque existen reglas establecidas, también podemos crear las nuestras y mantenerlas a lo largo del escrito. Por ejemplo: si utilizamos comillas o cursivas para destacar los pensamientos de un personaje, debemos utilizar ese criterio durante todo el texto.
• Ortografía y acentuación. Es importante respetar las normas básicas de escritura. Podemos hacer una primera revisión con el corrector ortográfico del programa en el que se escribió el texto y luego hacer una corrección más profunda, apoyados en el diccionario.
• Ortotipografía. El texto debe tener una armonía entre el uso de la fuente y su tamaño, manteniendo el mismo tipo de letras tanto en el contenido como en los títulos y subtítulos. Es esencial estandarizar las fuentes. Debemos estar atentos al uso de mayúsculas innecesarias o mal colocadas. Por ejemplo: los días, los meses y las estaciones del año se escriben con minúscula, así como los gentilicios, los nombres de las religiones y los idiomas. Evita abusar de negritas o cursivas al resaltar palabras o frases, de manera que no abunden ni congestiones el texto a la vista del lector.
• Escritura de cifras y números. Por lo general, en la escritura en prosa las cifras se escriben en letras, a no ser que se trate de casos muy largos. En cuanto a los textos técnicos, se pueden escribir números. Sin embargo, se debe mantener el mismo criterio en todo el texto: siempre en letras o siempre en números.
• Puntuación. Es importante el buen uso de los signos de puntuación, para conseguir una correcta expresividad y evitar un texto ambiguo o monótono como resultado. Revisa el uso de la raya o el guion, la representación de los diálogos, el empleo de comillas para realzar el significado de las palabras con ironía o picardía, etc.
• Estructura y jerarquización. Es importante organizar la información en el texto para transmitir nuestras ideas con claridad. Debemos jerarquizar los datos que irán en primer, segundo y tercer lugar y decidir qué reservamos para el final. Cuando escribimos, es importante darle aire al lector entre párrafos, que estos estén bien diferenciados con un espacio y sangría, y procurar que tengan la misma cantidad de líneas.
• Notas y bibliografía. Busca la información adecuada para colocar las notas al pie y elaborar la bibliografía de acuerdo con las normas establecidas.
Algunas pautas conductuales
• Permite que el texto “repose”; es decir, termina de escribirlo y deja pasar algunos días antes de iniciar su corrección.
• Es necesario que hagas una lectura general en voz alta y te enfoques en el ritmo y la musicalidad del texto.
• Luego haz una lectura detenida y fíjate en la concordancia entre sujetos, adjetivos y verbos.
• Busca un “lector beta” que revise tu trabajo. En ocasiones, cuando redactamos una historia de nuestra autoría, podemos perder objetividad y nuestro cerebro omitir información. Al leerlo otra persona, puede detectar vacíos, sugerirnos correcciones y hacernos preguntas sobre el texto.
Cuando un trabajo es para publicar, lo ideal es contar con un corrector profesional para que todo el trabajo y esfuerzo se refleje en un texto de calidad, pulido y adecuado de manera integral. No obstante, tú puedes hacerte cargo de una primera etapa de este proceso, siguiendo las pautas y las recomendaciones que acabamos de darte. Apóyate en fuentes de referencias lingüísticas y lexicográficas confiables y despeja todas las dudas que te puedan surgir.
¿Cómo has corregido hasta ahora tus textos? ¿Cumples con algunas de las sugerencias que planteamos? ¿Cuál de estas recomendaciones te parece indispensable? Te leemos en la sección de comentarios…
Es difícil este proceso, a mí parecer es mejor apoyarse con un profesional, excelente artículo, muchas gracias.
Gracias a ti, Asdrúbal, por compartir tu opinión con nosotros.
Saludos