Es probable que -por más que nos guste leer y escribir- aunque tengamos el sueño de publicar un libro y convertirnos en autores reconocidos, no terminemos de poner en marcha ese plan. En ocasiones, solemos encontrar excusas para aplazar el inicio de ese proceso pero, en el fondo, lo que nos detiene es el miedo.
Una de las mejores maneras de acabar con el temor al síndrome de la página en blanco es crear el hábito de la escritura: escribir de manera regular, preferiblemente todos los días.
Un ejemplo de lo importante, y productivo, que puede resultar cultivar este hábito nos lo da uno de los más reconocidos dentro del mundo de la creación literaria actual, el maestro del terror, Stephen King.
En junio del 2016 –durante una amena conversación con George R. R. Martin-, King invitó a Martin a plantearle una pregunta que siempre hubiese querido hacerle. La interrogante de Martin fue: “¿cómo haces para escribir tantos libros tan rápido?”; a lo que King le contestó: “la manera que tengo de trabajar es conseguir seis buenas páginas al día”, y luego agregó: “trabajo todos los días, de tres a cuatro horas y mi meta en ese tiempo son esas seis páginas, limpias, logrando un manuscrito nuevo cada dos meses a ese ritmo”.
Consejos para desarrollar el hábito de la escritura
Como ves, fomentar el hábito de la escritura puede ayudarnos mucho; si le funciona a Stephen King, ¿por qué no a nosotros?
A continuación, te ofrecemos una serie de consejos que contribuirán a mejorar tu proceso de escritura creativa; si te apoyas en ellos podrás comenzar, avanzar o culminar tu proyecto de escribir un libro:
- Busca tu motivación. Aunque parezca algo obvio, lo primero que debes tener claro es qué te motiva a escribir. Generalmente, lo que nos motiva es algo que está en el futuro, una meta que queremos alcanzar, como ser reconocidos, obtener fama y dinero o dejar una huella en la historia de la literatura, entre otras posibilidades. Sé honesto contigo, encuentra el motivo que te impulsa y síguelo.
- Define tus objetivos. Plantéate objetivos a corto, mediano y largo plazo. De esta manera, podrás avanzar de paulatinamente y no tendrás la tentación de abandonar tu propósito. Por ejemplo, puedes comenzar proponiéndote escribir una hora diaria durante una semana; cuando alcances esta meta, sustitúyela por escribir una o dos horas diarias durante una quincena. Poco a poco puedes ir incrementando tanto la cantidad de horas como de días. Se dice que para crear un hábito son suficientes 21 días; luego de estos, ya habrás internalizado la rutina, será parte de ti y no te resultará difícil seguirla.
- Trabaja en un entorno adecuado. Es preciso que acondiciones un lugar en el que puedas escribir con tranquilidad y cuentes con todo lo necesario para concentrarte en tu tarea, sin distracciones. Además, tener un sitio exclusivo para la escritura puede convertirse en un elemento que refuerce tu motivación.
- Permítete equivocarte. No suspendas tu trabajo solo porque sientas que no estás de acuerdo con lo que has escrito hasta ese momento. Date permiso para hacerlo mal algunas veces. Tú, solo escribe. Habrá días en los que sientas que tus textos no tienen sentido; habrá otros en los que tu percepción será totalmente distinta y sentirás que son dignos de un best seller. Por fortuna, cuentas con las etapas de revisión y rescritura; pero no se puede revisar ni corregir lo que no se ha escrito.
Algunos hábitos de escritores famosos
Así como King halló en la disciplina la mejor herramienta para su creación literaria, otros famosos –algunos catalogados como escritores excéntricos– cuentan con sus propias rutinas a la hora de inspirarse y escribir. Acá te presentamos algunas de ellas:
- Ernest Hemingway (1899-1961). Prefería las horas de la mañana para poder concentrarse en la escritura. Utilizaba la técnica de la escena inconclusa: trabajaba hasta llegar al punto en el que sabía perfectamente cómo continuaría la trama y, entonces, paraba; de esta manera, tenía la certeza de poder continuar escribiendo al día siguiente.
- E. B. White (1899-1985). Afirmaba que no hay que tener, ni esperar, las condiciones ideales en el entorno para poder escribir. Aun cuando su casa estuviese muy ajetreada, se instalaba en una habitación, sin tomar en cuenta las posibles distracciones. Si se sentía incómodo, buscaba otro sitio dónde estar. En resumen: nuestra concentración depende, exclusivamente, de nosotros.
- Haruki Murakami (1949). Escribe entre 5 y 6 horas diarias, desde las 4:00 a. m. Luego de esto, corre una distancia de 10 kilómetros. Al igual que King, la constancia es una de sus principales aliadas.
- Nathan Englander (1970). Invita a no invertir demasiado tiempo en las distracciones, como las redes sociales y la navegación en la red, en general, para concentrarse en la escritura y darle prioridad.
- Karen Russel (1981). Nos anima a pensar más en el tiempo de inmersión en la historia que escribimos, sin nada que nos distraiga, que en el número de palabras logradas en cada jornada.
Si aplicas estas rutinas y te habitúas a escribir, más temprano que tarde habrás hecho realidad el sueño de terminar el libro de tu vida. Llegado ese momento, ya puedes comenzar a pensar en cómo hacerlo llegar a tus lectores y lograr que tu nombre sea reconocido en el ámbito literario. Es este caso, una editorial digital puede ser tu mejor aliada.
Para nosotros, en Ediciones Kitzalet, será un placer orientarte y acompañarte mientras alcanzas tu meta. Contáctanos.